En la comarca “duroseden” donde reinaba
Sinluz un hombre de oscuras ambiciones.
Corría la noticia con discreción. Los más osados y ambiciosos hombres Preparados estaban. Deseaban el botín y el prestigio que conseguirlo daría.
Un atado de cueros, con algunos avíos
Cada uno por su lado sin mencionar siquiera.
La ambición que los movía.
Las mujeres chismorreaban por lo bajo.
Unos en burro, otros en sus corceles,
Partieron con rostros misteriosos.
Sus ropajes casi no dejaban ver sus rostros
Silbaban melodías para disimular la tensión.
Armas también llevaron. El sol brillaba al salir los hombres de la comarca. El verde prado lucía hermoso con grupo de flores amarillas y lilas a la vera del camino.
El bufón del rey, también tenía una misión.
Era un hombre de estatura pequeña, feo,
Pero simpático y un poco temeroso,
Lo cual disimulaba bastante bien.
Debería seguir a los ambiciosos, por el bosque. Camuflado, sigiloso.
No podía regresar a palacio sin novedades. Eso lo ponía muy nervioso.
Sabían ya los habitantes de “Duroseden”
Que la recompensa por la “pieza”
Sería su peso en oro.
Nada más preciado para el Rey..
Que dices, “el oro”, no! el bendito cuerno que le sacarán al desafortunado unicornio.
Ya internado en el bosque cumpliendo su misión…. El pequeño hombrecillo feo….pensaba en el rey que no solía aceptar excusas.
Él, el bufón, temblaba como una hoja, cuando Animales monstruosos se arrimaron babeantes
Lo sorprendieron, salieron de una cueva. Como poder espantarlos,.. por suerte aves rapases comenzaron a batir sus alas y chillar.
Salvaron su pellejo, entonces, pudo seguir el paso de los hombres que solo querían hallar un unicornio para extraerle su cuerno, A como dé lugar!
Mientras en “Duroseden”, los músicos
Afinan instrumentos y mujeres cocinan
Los platos predilectos para la ocasión.
Esperarían el regreso del primer hombre que volviese con el preciado cuerno.
En uno de los caminos a la vera del bosque
Bajo una sinfonía de silbidos y chillidos, animales de cinco patas y dientes visibles Por el hambre! Ve a uno de los audaces y ambiciosos hombres de la misión.
Agazapado, a la sombra de añosos árboles.
Baja de su corcel, lo amarra y camina sigiloso, hacia un pequeño lago.
Atento el bufón a cada movimiento.
El barbado hombre audaz, calló de rodillas
El bufón cree saber el motivo.
Pues él también el su lugar lo haría.
Solo en sueños tamaña belleza vería
Cualquier mortal sucumbiría ante ella. Ella, acaricia dulcemente el preciado cuerno. El unicornio era manso y blanco.
Su cabellera rubia tocaba sus curvas
Y el viento jugaba enamorado de su pelo.
Que destino cruel le esperaba a esa hermosura No, no quiero ver, murmuró el pequeño hombrecillo, testigo de la escena.
Con sus dos manos el bufón del rey Tapa su rostro, no deseaba ver……La matara? Para obtener el botín tan anhelado.
Espera gritos de horror, unos minutos.. Los árboles y troncos esparcidos lo ayudaban A ocultarse.
Solo pájaros se escuchan, dulces trinos Un aire puro con brillo de colores.
Se levanta el bufón, saca sus manos. Libera sus grandes ojos que azorados,
No pueden dar crédito a lo visto. Ir a contar, imposible, esto es un sueño.
Ya no importa el rey, ni recompensas lo que ven sus ojos supera lo imaginado.
En la verde gramilla, entrelazados Se besaban los dos enamorados.
El unicornio retoza chapoteando.
En las aguas cristalinas, encantadas.
Ellos fundidos se besan largamente.
Mientras el sol cae cómplice tras el lago.
“Y quien sabe que dulce sortilegio,
Encantara al bufón y a su memoria Que al volver a palacio lo olvidara. Preparase su acto más risueño. Para alegría del rey y su comarca”
domingo, 7 de marzo de 2010
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